Por Yussef Núñez
La hegemonía estadounidense se encuentra en declive y el orden mundial está redistribuyendo el balance de poder. Si existía alguna duda, la COVID-19 y sus secuelas socioeconómicas, políticas y logísticas han transparentado la fragilidad del liderazgo de Estados Unidos. Aunado a esta coyuntura crítica, la recién invasión rusa a Ucrania revela el estado de un sistema internacional inestable y refleja el inicio de una nueva guerra fría. De tal modo que, desde que comenzó el conflicto armado en el Dombás ucraniano, se contempló el incremento de tensión entre China continental y la isla de Taiwán.