Por Arturo Salazar
Hay días en los que todo te da miedo, amaneces con una incomodidad en alguna parte del cuerpo producida por haberte ido a dormir ansioso o estresado, y comienzas tu día entre el pesimismo y el apocalipsis personal, creyendo que la empresa que estás construyendo es una pérdida de tiempo, asumiendo que tus clientes van a cambiarse con la competencia porque tu producto apesta o asumiendo que estás desperdiciando los mejores años de tu vida en un proyecto sin futuro.