Por Karthik Ramanna y Harry Kirk🖊️
Las empresas enfrentan cada vez más presiones de partes interesadas, externas e internas, para descarbonizar sus operaciones y mitigar su impacto en el cambio climático. Pero sin un sistema global riguroso para la contabilidad del carbono, esa presión puede parecer más retórica que sustantiva, ya que a veces se incita a las empresas a “volverse ecológicas”, convertirse en “cero emisiones netas” o adoptar “la economía circular”. Estos términos no tienen definiciones bien establecidas, por lo que pueden convertirse en velos para que las partes interesadas impulsen agendas ideológicas no relacionadas con la descarbonización o para que las propias empresas se involucren en un lavado verde.