Destacar el esfuerzo y la experiencia humana detrás de la inteligencia artificial es clave para aumentar su aceptación y confianza.
En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en nuestra vida diaria, es común que las empresas busquen hacer que estas tecnologías parezcan humanas. Desde asistentes virtuales con voces cálidas y expresivas hasta avatares digitales que replican gestos faciales, la tendencia apunta a crear una IA que suene y actúe como un ser humano. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que esta estrategia podría no ser la más efectiva para ganar la confianza de los usuarios.