Por Luz María Hernández
Hablemos de la juventud, pero no de aquella juventud que se piensa como un regocijo, como aquella etapa disfrutable de la vida en donde el placer resulta mayor que las responsabilidades; sino que hablemos de otra juventud, de aquella que logra atraer las miradas de la sociedad por ser un constante centro de crítica; por ver y crear TikToks, por escuchar reggaetón y no música ‘trascendente’, por catalogarse como una generación de cristal y asimismo como un sinónimo de debilidad.